Desde hace algún tiempo, muchas empresas en su proceso de transformación digital están migrando a la nube. En mi caso trabajo con Azure y uno de los problemas con los que me encuentro bastante a menudo es que al vender como una de la cualidades de la nube la escalabilidad de esta, el cliente y/o todas las personas no técnicas (y algunas técnicas) que de alguna forma están relacionados con el proyecto, creen que todo sistema alojado en la nube va a escalar mágicamente con tan solo darle a un botón. Y claro, esto al final se convierte en problemas de rendimiento y de costes.
Te encuentras problemas del estilo: – Oye, que la base de datos no da mas de sí y por eso va todo lento. – No pasa nada, escala. Así lo resolvemos, ¿no? – Ya si, pero vamos a mirar por que esta ya tan al límite, no debería con este volumen de uso… – Tiene coste para nosotros… – Si, claro, tenemos que revisa… – Pues no se puede, escala. – Pero llegará un momento que… – Escala.
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